La iluminación es fundamental, no sólo es importante para realizar las tareas cotidianas, sino para decorar un espacio y darle personalidad.

Una buena ubicación de los puntos de luz es la clave para que el ambiente tenga un estilo determinado.

Un espacio tiene que tener una luz general que es uniforme y sin sombras. Sirve para orientarse. Se consigue con una fuente de luz central en el techo o con apliques.

Además en el salón es ideal una luz ambiental porque es una luz sutil. Se consigue con lámparas de pie y de sobremesa distribuidos por el salón. Mejor si tienen reguladores de luz, ya que puedes bajar y subir la intensidad lumínica, creando la atmósfera adecuada.

No hay que olvidar los grandes efectos que se consiguen con las luces puntuales para destacar los puntos más estratégicos de tu salón  o un objeto determinado.

Si el espacio es grande y lo requiere debemos combinar una luz general con luces puntuales que creen zonas lumínicas dentro del mismo espacio. Recuerda que las lámparas puntuales optimizan la iluminación general. Y no olvides que si se ilumina el techo y las paredes, las habitaciones parecen más amplias.

Para tener un comedor bien iluminado lo mejor es elegir una lámpara de techo. Instala la lámpara del comedor a un metro de altura sobre la mesa.

En cambio, en el salón, no es aconsejable una única lámpara de techo porque produce una iluminación muy contrastada. Te recomendamos luces indirectas en las diferentes zonas del salón porque así conseguirás ambientes más acogedores.

Foto: Molins Interiors.